Director MBQM

Víctor Fernández

Artista Plástico

La Boca,
los Bomberos Voluntarios
y Quinquela. Ese otro fuego.

La escena transcurre de noche. Seguramente para agregar dramatismo y eficacia plástica a la representación, Quinquela se aparta de su tradicional paleta luminosa y saturada, creando una atmósfera sombría en la que se destacan, potentes y siniestras, las llamaradas de la tragedia repetida.
Es Incendio en La Boca, un óleo de 1940 que simboliza como pocos el espíritu de una aldea modelada entre los sueños de progreso, la celebración y la desventura. En La Boca, todo lo que con jubiloso esfuerzo se construía, podía perderse en instantes llevado por la inundación o devorado por las llamas. Y si un destino fue posible para el barrio, ha sido gracias a su ejemplar e inquebrantable sentido de comunidad. El cotidiano ejercicio de la solidaridad, expresado de innumerables y anónimas formas, encontraba cauces institucionales en aquellas Sociedades de Socorros Mutuos que fueron y son verdaderos pilares para la existencia de La Boca. Instituciones surgidas de la vida misma y de sus avatares cotidianos, imaginadas, creadas y protagonizadas por vecinos. Espacios de encuentro, debate, y sobre todo acción, entre los que hace 50.000 días emergería como pionera la Asociación Ligure de Socorros Mutuos Bomberos Voluntarios de La Boca.
Si bien nacida como respuesta a la urgente necesidad impuesta por los frecuentes incendios, la acción de los Bomberos Voluntarios no se ha limitado a la asistencia en la adversidad. Acaso tan importante como eso, es el ejemplo transmitido de generación en generación, de humildes vecinos comprometidos con sus semejantes, hasta el punto de ofrendar sus vidas por el bien común. Una encomiable tarea que, en el escenario de las calles y en el entramado de la vida cotidiana, educa en valores tan encarnados en acciones que hacen innecesarias unas cuantas palabras.
Nos animamos a pensar que ha sido en ese ámbito, y con referentes como los Bomberos Voluntarios, que Quinquela Martín consolidó la formación de su impar espíritu solidario. Y como en un juego mágico de espejos enfrentados, los caminos del artista boquense y los de los Bomberos iban a confluir una y otra vez potenciando sus acciones siempre beneficiosas para el barrio.
Seguramente no por azar sino por inexorable destino, el viaje de Quinquela a la eternidad se realizó a bordo de un camión de los Bomberos Voluntarios de La Boca. Y también por esa cualidad inherente a los símbolos, que siempre insisten en atravesar tiempos y circunstancias, hoy uno de los modernos autobombas lleva el nombre de Quinquela y la imagen de su obra Incendio en La Boca. Aquella pintura en la que en medio del drama nocturno, el artista pintó a nuestros héroes de siempre atacando el incendio hombro a hombro junto a los vecinos, y agigantando así la luz y el calor de ese otro fuego que sabemos inextinguible.

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