Melani Fernández
Lo que uno se imagina cuando entra a bomberos es que va a ir solamente a apagar incendios. Para la mayoría de la gente ser bombero es apagar incendios, pero es mucho más que eso. Cuando entré a Bomberos creí que no iba a durar más de dos meses y ya voy por los dos años. Yo tengo a mi viejo que fue policía 20 años y él me entiende lo que es cambiar un fin de semana, un día del padre, un cumpleaños, por estar en el cuartel haciendo guardias. Yo siento que ese vacío que podés llegar a tener acá te lo llenan, porque el cuartel es una segunda familia y cuando estás acá adentro te olvidás de todo lo malo.
Para la gente es muy especial Bomberos de La Boca. Hay una señora que pasa todos los días y nos dice: “¡Bomberos! ¡que Dios los bendiga!”. Bomberos es una institución que mucha gente quiere. Hay bomberos de otros lados que sueñan con estar acá adentro. Por ejemplo, hace poco tuvimos una visita que se fue muy emocionada por haber estado en Bomberos de La Boca y haber podido compartir el cuartel con una mujer, ya que en su cuartel no le permiten bomberas.
A mí lo que más me gusta es correr, ir a buscar un hidrante, plantar una columna y darle agua al camión. Siento que así me estoy asegurando de que mis compañeros no se van a quedar sin agua mientras están atacando. Somos un equipo. Una vez que la dotación sube al camión, a partir de ese momento, somos un equipo y, por más que tengamos roles diferentes, no dejamos de trabajar en equipo nunca.
Yo me siento bombera cuando salgo con el camión, llego al lugar y entre todos podemos extinguir el incendio, desde un tacho de basura a un incendio grande. Cuando trabajamos bien en equipo, no hay ninguna falla, podemos sacar a alguna víctima bien. Cuando llegás al cuartel y decís “trabajamos bien”, ahí es cuando te sentís bombero.
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